LA HISTORIA DE LAS SALINAS DE ISLA MUJERES

miércoles, 29 de julio de 2009
Por: Fidel Villanueva Madrid.

Introducción

Las salinas, son cuencas o lagunas donde se han acumulado durante miles de años cantidades importantes de sal (Cloruro de sodio, Na-Cl), proveniente del mar. Estos yacimientos son explotables durante la época de sequía de cada año con labores a cielo abierto, y su supervivencia está en relación directa con su conexión al mar, a través de vasos comunicantes que permiten la entrada de nuevas cantidades de sal mediante crecientes. Las aguas marinas que penetran las cuencas, al ser evaporadas por el calor del sol, depositan mayores cantidades del mineral, completándose así un ciclo que, en el caso de Isla Mujeres, se interrumpió al cegarse los precitados vasos comunicantes.
Por ello, en los últimos años, los cuerpos de aguas interiores de la cabecera municipal de Isla Mujeres, conocidas como “Las Salinas”, han dejado de funcionar, y sólo los nativos mayores son capaces de recordar, y reconocer, que de esas salinas dependió la economía pesquera del lugar por más de 150 años.

La sal de Isla Mujeres en la Época Antigua

Que a la sal debe Isla Mujeres su nombre es una verdad irrefutable. El adorar aquí en los tiempos prehispánicos a una Diosa de la Abundancia no obedecía a más razón que la de obtener buena pesca y mejores cosechas de sal, tan necesaria para la alimentación, para la medicina, y para el comercio de los antiguos mayas de la Provincia de Ekab. No olvidemos que por las ofrendas de ídolos que con formas de mujeres encontraron los españoles en 1517 bautizaron a la isla con el nombre que le conocemos.
La importancia de este lugar como productor de sal, estribaba en el hecho de que hacia el sur, hasta el Dárien o Panamá, nunca existieron salinas, por lo que los mayas del Golfo de Honduras, incluidos Guatemala y Belice, navegaban enormes distancias en busca del apreciado insumo.
Por las conocidas rutas marítimas y fluviales que trazaron los nativos antes de la llegada española, así como por los vestigios arqueológicos que nos legaron, sabemos que acudían hasta el Meco para intercambiar metales y cacao, etc., por la sal de Isla Mujeres. Ahí, en una de las estructuras, es posible observar una especie de altar al Dios del Mar, Kaknexooc.
Del Meco, es evidente que los mayas navegaban a la isla para extraer el mineral. Penetrando por la Laguna Makax en sus canoas, los mayas llegaban hasta las salinas, haciendo una escala en lo que denominamos hoy Hacienda Vista Alegre de Fermín Mundaca, donde se hallaba el santuario a Ixchel, a la cual ofrecían sus dones antes de continuar remando hacia lo que llamamos ahora las salinas Grande, Chica y Aeropuerto, mismas que son supervivientes de lo que fue un gran cuerpo de aguas comunicadas con el mar por esteros o pequeñas rías, que en algunos meses del año se mantenían virtualmente secos, y que se inundaban con las lluvias y las crecientes marinas.
Es seguro que por tal virtud los mayas denominaron a la isla con algún nombre derivado o inspirado en la blancura de sus arenas, sus escasas dimensiones y la presencia de las salinas. Hipotéticamente sugiero que el nombre maya de Isla Mujeres puede haber sido el de Ixpetén, en alusión a su delicada figura comparada con Cozumel, la otra Isla Hermana, pero de mayores dimensiones. Por la sal, el nombre pudo haber sido el de Petenchoch, o sea, la isla de la sal, o Petensaktaab, interpretado como la isla de las lagunas salinas.
Esas son meras hipótesis del autor en las que no tiene caso abundar ahora. Lo cierto es que la sal de Isla Mujeres fue un factor de conocimiento y frecuencia del lugar hasta 1850 en que se fundó el poblado.
Luego de los mayas, los españoles, particularmente los canarios, se dedicaron a la pesca de temporada en la isla. Aquí capturaban carnudos meros, tortugas y tiburones que salaban y encostalaban para venderlos en La Habana, o en puertos del Golfo de México. Una abrigadora bahía y la existencia de sal fueron determinantes para que durante más de tres siglos, del XVI al XIX, Isla Mujeres fuera visitada incluso por los propios mayas y mestizos de Yucatán para abastecerse del mineral.

Auge y Decadencia de las Salinas

Al fundarse Dolores, Isla Mujeres en 1850, los primeros pobladores mestizos encontraron en la sal una razón de peso para permanecer aquí. Un notable personaje de esa época, Fermín Mundaca, aprovechó la abundancia del mineral para curtir pieles, no sólo de su ganado vacuno y lanar, sino también de los animales que cazaba, tales como venados, tigres y lagartos.
A finales de ese siglo XIX, Manuel Sierra Méndez, “colonizador de Isla Mujeres y Cozumel”, hacía buen negocio comerciando la sal, al amparo de un contrato de deslinde que el gobierno federal le había extendido. Con la creación del territorio de Quintana Roo en 1902, en más de una ocasión los isleños trataron de organizarse para aprovechar el insumo. La última de ellas fue en 1940, cuando más de 30 jefes de familia constituyeron la cooperativa “Salineros del Caribe, S. C. L.”, que no encontró mercado para el producto porque debió enfrentar al poderoso monopolio regional que de la sal había establecido la familia Roche de Yucatán.
Los ocasionales viajeros, investigadores y funcionarios que durante la primera mitad del siglo XX llegaron a Isla Mujeres, mencionaron las grandes posibilidades de activar la economía local mediante la explotación ordenada de las salinas. Estas siguieron como complemento de la actividad pesquera, hasta que apareció en escena la primera fábrica formal de hielo en la década de los años cincuenta, con lo cual, la conservación de los productos marinos dejó de depender de la sal.

Con la llegada de la carretera de Valladolid a Puerto Juárez en 1953 los días de vida útil de las salinas estaban contados. Esta vía de comunicación rompió con la monotonía y el aletargamiento de la apacible vida de los isleños. Primero arribaron algunos curiosos a ver el mar. Eran turistas aventureros de distintos puntos de la península. Luego los promotores soñaron y gestaron Cancún, cuyas demasías de inmigrantes se desbordaron a Isla Mujeres. Para 1975, en que se había triplicado la población isleña, hubo que rellenar áreas de las salinas Chica y Aeropuerto para dar cabida a los nuevos colonizadores, y a los propios nativos que fueron desplazados de sus hogares en el centro histórico del poblado, donde hacía falta espacio para los hoteles, comercios y restaurantes que exigía el nuevo motor de la economía regional: el Turismo de masas.
En aras del desarrollo turístico, para 1960 ya era necesaria una vía de comunicación hacia el sur de la isla, a fin de enlazar atractivos como Playa Lancheros, Playa Indios y el Garrafón, además de dar acceso al desarrollo conocido entonces como Lagunamar y Sac-Bajo. Desde siempre, la comunicación con la Punta Sur se había realizado por un camino que recorría toda la costa oriental de la isla, más ahora se requería de otra vía que hiciera transitable la ribera occidental, donde prevalecían manglares y áreas bajas e inundables, incluyendo cuatro incipientes arroyos que servían de afluentes de demasías pluviales, o de influentes de crecientes marinas. Esos arroyos eran conocidos como los Pasos de: Vega, La Santa Cruz, Cañotal y Paraíso, y eran vitales para el funcionamiento de las salinas, esto es, para que se produjera la sal.

Entonces, la carretera al Garrafón se construyó cortando de tajo dichos pasos de agua, y embalsando o atrapando ésta en lagunas aisladas, donde la flora y fauna acuática perecieron en pocos meses, para dar paso a otras formas de vida, cuyas necesidades de oxígeno disuelto en agua son menores.

Un proyecto inconcluso…

Las consecuencias a la vista están, y hoy, el gran reto es retomar el proyecto de saneamiento de esos cuerpos de agua hasta reconectarlos a la Bahía de Mujeres.
Y es que a partir de 1993, luego de experimentar con varias alternativas de solución que entre 1989 y 1992 se habían planteado, los gobiernos municipales de Jorge Cárdenas Bazán, y de quien esto escribe, con el apoyo estatal y federal lograron sanear la llamada Salina Grande, la cual no ha vuelto a despedir malos olores, aunque es cuestión de tiempo que esto ocurra de nuevo.
Entre las acciones ejecutadas destacaron las siguientes:

1.-Eliminación del basurero a cielo abierto, el cual existió por más de cien años. El espacio es ahora una zona habitacional. La mayor contaminación para las salinas provenía de ese tiradero de desechos urbanos.

2.- Dragado de la Salina Grande, utilizando el material resultante para rellenar cuerpos de agua menores, como la extinta “Salina Conasupo”; un espacio que hoy alberga campos deportivos y oficinas de gobierno.

3.- Construcción de un Malecón a la Salina Grande (recursos de API), incluyendo la iluminación. Esta fue la última etapa de la obra que se realizó abandonándose la más importante que es la reconexión al mar… como estuvo por siglos.

De concluirse el proyecto, podrían esas salinas ser incorporadas al desarrollo urbano y turístico de la ínsula. Entre las ventajas principales estarían las siguientes:
a).- Se terminarían las inundaciones.
b).- Los cuerpos lagunares se convertirían en un inmejorable puerto de abrigo para las embarcaciones de los isleños.
c).- Los cuerpos de agua podrían utilizarse para canotaje, paseos en lancha, acuacultura, y muchas más posibilidades, que redundarían en ingresos para quienes viven en las colonias populares de la isla, ya que muchos podrían dedicarse al comercio de alimentos, artesanías, etc.,
La falta de continuidad hace que cada tres años se archiven proyectos que no fue fácil encaminar. El Saneamiento de las Salinas de Isla Mujeres es uno de ellos.


Fidel Villanueva Madrid.

Cronista Vitalicio de Isla Mujeres.
Mayo de 2009

2 comentarios:

  1. Anónimo dijo...:

    es muy bonito abrir esta pagina y encontrar anécdotas de los pocos "verdaderos isleños" que aún nos sobreviven. En lo particular me emociona mucho leerlas y leérselas a mi madre que también es una de las "sobrevivientes" de esa Isla Mujeres que tristemente en la actualidad solo existe en el recuerdo.

  1. Anónimo dijo...:

    estoy de acuerdo con "anonimo" que bonito es recordar mi padre es uno de los pocos sobrevivientes me acuerdo una vez que acompañe a mi padre a una platica que iva a dar el presidente de la republica salinas de gortari en la isla en ese entonces si mal no recuerdo el presidente municipal era picho magaña creo que si bueno en fin el caso es que paso lo mismo que ahora ivan a retomar los proyectos de las salina y no lo hicieron del todo bien he de suponer que lo hicieron para meterse una buena lana a los bolsillos pero ojala y ahora si lo hagan

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