Fueron las salinas de Isla Mujeres, por
siglos, un referente del lugar por la excelente producción que del mineral se
obtenía en sus cuencas.
Contaba Petronilo Martínez Sabido, que los
isleños de la primera mitad del siglo XX nunca pensaron que un día la sal dejaría
ser parte de su idiosincrasia, porque desde la fundación del poblado en 1850,
la existencia de sal en la ínsula fue un factor que alentó el arraigo de los
migrantes, tanto nacionales como extranjeros.