Recuento de fundadores
Introducción
Cumple la ciudad de Isla Mujeres este mes de agosto 159 años de haber sido fundada con la categoría de Poblado. Cumplen también las autoridades municipales en no dejar pasar desapercibida la gesta de quienes, luchando contra todas las adversidades, pusieron los cimientos de lo que hoy es nuestra casa.
Desde 1847, muchos peninsulares marcaron distancia entre el holocausto de la guerra social que incendió sus hogares, que destruyó sus bienes y diezmó a sus familias.
Isla Mujeres fue, como Cozumel, tierra de promisión donde comenzar una nueva vida.
Luego de muchos ruegos, el 17 de agosto de 1850 la legislatura yucateca aprobó el Decreto respectivo, siendo publicado el día 21 del mismo mes, estableciendo Prevenciones y Exenciones para los nuevos pobladores de la isla, quienes debieron atenerse a su ingenio para sobrevivir, sin mas ayuda que la que ellos mimos se debieron procurar, pues el gobierno de Yucatán bastante ocupado estaba con el tema de la guerra.
Muy difíciles fueron los primeros años. Las noticias de esa época sobre Isla Mujeres son bastante lacónicas. Acaso el reporte de alguna canoa que pasó por el lugar.
Acaso informes sobre fugitivos enemigos del gobierno al ser capturados en la isla.
Acaso cartas con solicitudes de ayuda…las cuales siempre quedaron sin respuesta.
Por ello, al reflexionar sobre las penurias que pasaron los primeros hijos mestizos de esta tierra, no puede entenderse el por qué la fecha se desvirtúa en ocasiones, y la ocupamos en rendir homenajes a quienes (si bien lo merecen), no descienden de fundadores de Isla Mujeres, no estuvieron ahí…son de otro tiempo…de otra circunstancia. Seamos congruentes y honremos a cada cual cuando corresponda.
¿Qué son poco conocidos? Eso no importa; hagamos homenaje a sus descendientes, a quienes llevan sus apellidos. No les hagamos afrenta…respetémoslos al menos.
El Censo de 1866
Los primeros informes sobre la población de Isla Mujeres hace 159 años son referencias vagas, sin el empleo de metodología alguna. Son números alzados, diría un contador.
Por ello, el primer reporte confiable, lo constituyó el censo poblacional que ordenó en 1865 el Gobierno Imperial Mexicano que encabezó Maximiliano de Hapsburgo.
Al respecto, el lunes 4 de septiembre de ese año, en su No. 130, el Periódico Oficial del Departamento de Yucatán publicó un Parte Circular, del cual citaré a continuación lo más relevante. El encabezado de ese histórico documento expresó así:
IMPERIO MEXICANO
Prefectura Superior Política del Departamento de Yucatán.- Circular.- Mérida, Agosto 29 de 1865.-
Careciendo el Departamento de un Censo aproximado siquiera á la exactitud, pues el que se formó en 1862 adolece de faltas notorias y considerables que no se han corregido (...) he resuelto que á la mayor brevedad se proceda á la formación de un Censo del Departamento á cuyo efecto remito a V. pliegos preparados para sentar el que corresponde a las poblaciones del territorio á su cargo (…)
Para realizar el Censo, el Comisario Imperial estableció una serie de Prevenciones destacando que:
1.- Los Ayuntamientos, donde los haya y las demás autoridades locales de las demás Cabeceras de Municipalidad, dividirán al siguiente día al de recibido de esta circular el territorio de su demarcación en tantas fracciones cuantas sean los Jueces de Paz Propietarios y Suplentes, y las personas aptas que bajo su responsabilidad puedan nombrar para que ayuden á formar los padrones, de modo que estos queden concluidos en el más corto tiempo (...)
Los “estantes” y habitantes deberían permanecer en sus casas para dar la información cinco días después de que se colocara el aviso girado por el Comisario Imperial. Quienes por razones de su trabajo o de otro no pudieran estar en casa, deberían dejar una persona con los datos de cada uno de los que ocupaban el domicilio, incluyendo la firma de los ausentes.
Quien no acatara esta prevención, se haría acreedor a una multa de uno á veinticinco pesos, ó doble número de días de prisión. El empadronador avisaría de estas faltas. A los “indios” se les avisaría á través de sus caciques y empleados de su raza.
En la séptima Prevención se dispone una gratificación para los empadronadores, consistente en un centavo por cada persona registrada, sin importar sexo ni edad. Más en caso de errores, los empadronadores pagarían una multa de un peso por cada persona que omitieran, y por cada peso que no pudiera pagar el sancionado empadronador, cumpliría dos días de prisión.
Los datos que se solicitaban en el que llamaban “esqueleto” (formato), eran:
1.- Nombre y apellidos.
2.- Nacionalidad.
3.- Especificar si es indio puro.
4.- Sexo (hembra o varón).
5.- Edad.
6.- Estado Civil (soltero, casado, viudo o eclesiástico)
7.- Oficio.
8.- Escolaridad (lee y escribe o no)
9.- Lengua (indicar si habla el castellano).
Con la gente de paso se haría una lista aparte, y otra con los militares.
Lo anterior lo dispuso el “Comisario Imperial en Yucatán, Excmo. Sr. José Salazar Ilarregui”. Veamos ahora algunos indicadores a partir de los datos del citado censo:
I N D I C A D O R E S
1.- Se registraron en Isla Mujeres 468 habitantes, de los cuales 223 eran de sexo masculino y 245 femenino.
2.- De los 468 habitantes 130 eran menores de edad entre 0 y 9 años. Da la casualidad de que eran números iguales, 65 niños y 65 niñas. Los menores eran por lo tanto el 27.7 % de la población.
3.- En otros rangos de edad los porcentajes de población indicaron que:
El 20.7 % estaba entre 10 y 19 años.
El 17.1 % entre los 20 y 29 años.
El 16.6 % entre 30 y 39.
El 07.5 % entre 40 y 49.
El 08.1 % entre 50 y 59.
El 01.7 % entre 60 y 69
Apareciendo al final sólo un habitante entre los noventa y noventa y nueve años.
4.- En cuanto al Estado Civil, hay que considerar que en esa época se permitían los matrimonios a temprana edad, por lo que, descontando los 130 niños entre 0 y 9 años, tenemos 338 personas con posibilidad de vínculo matrimonial. De estos 338, sólo 131 declararon ser casados.
Lo hicieron 62 hombres y 69 mujeres, lo que sugiere 65 matrimonios en la isla en 1866.
Respecto a los solteros, 159 declararon ese estado, 86 hombres y 73 mujeres.
Como viudos aparecieron 48 personas, 39 mujeres y 9 hombres.
5.- Con relación a los Oficios, de los 158 varones mayores de 10 años, 148 manifestaron alguno.
74 dijeron ser Marineros.
38 Labradores.
31 Pescadores. (en 1850 sólo cinco de 427 habs. tenían este oficio)
04 Carpinteros.
02 Zapateros.
01 Sastre.
01 Piloto.
01 Empleado de Gobierno.
Lo que indica que el 93.7 % de los hombres en edad de trabajar sabían algún oficio.
Otros indicadores sobre la base del oficio, muestran que el 35 % de los Marineros estaba entre los 30 y 39 años de edad. El otro porcentaje significativo en este oficio le corresponde al rango de edad 20-29 años con 27.0 %.
En el caso de los Labradores, el 52.2 % se ubicaron entre los 20 y 29 años de edad.
Con los Pescadores, llama la atención que el 97 % de los que manifestaron practicar ese oficio se encontraban entre los 10 y 19 años de edad. Lo cual demuestra que los fundadores del poblado de Dolores se fueron adaptando al medio.
Los cuatro Carpinteros registrados tenían edad entre los 20 y los 45 años.
Además, entre los niños, 17 expresaron ser Labradores, 15 declararon ser Pescadores,
14 Carpinteros y tres Marinos, lo cual puede ser resultado de un aprendizaje empírico, ya que en la fecha en que se realizó el censo no se contaba aún en el poblado con la Escuela de Oficios que el Gobierno de Yucatán ordenó se instalara en 1850.
Incluidos en la población estaban además un ciego y dos dementes.
Conclusión
Para el año 1866, los Fundadores de Isla Mujeres, organizados, conducidos y gobernados por Don Bartolomé Magaña, habían avanzado a pasos agigantados en la consolidación del asentamiento.
El Censo de ese año lo demuestra. Se había estabilizado un número de habitantes en función de los espacios, pues en esos primeros 16 años muchos miles de paisanos habían arribado a la isla, sólo de paso, continuando su viaje a Cozumel, Belice, u otros puntos de la geografía peninsular.
Es tiempo de recordar a quienes se quedaron, porque nos legaron un ejemplo de unidad para el trabajo, porque nos heredaron una hermosa lección de amor a Isla Mujeres.
Es tiempo pues, de honrar a los Fundadores. Los demás…los demás llegamos un siglo después.
Con cariño sincero para la Licda. María Teresa Gamboa, Guardiana de la memoria de Quintana Roo.
Fidel Villanueva Madrid.
Cronista Vitalicio de Isla Mujeres.
Julio de 2009.
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